Escuchar en la calle, en casa o en los medios de comunicación que los ciudadanos han dejado de creer en los políticos no es ninguna novedad. De hecho, según el último barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), para el 45’5% de la población de España, nuestros representantes son uno de los principales problemas que tenemos, el segundo en concreto. Y si vamos más allá, todos nuestros líderes obtuvieron una valoración de un 1 sobre 10. Generan poca o ninguna confianza.
La pérdida de credibilidad concierne a los cabeza de lista de todas las formaciones sin excepción, partidos de gobierno y más recientes, independientemente de ideologías y colores. Y es que esta es una de las cualidades claves que valoran las personas en aquellos que ejercen la política ante un panorama invadido por la corrupción, debates vacíos, falta de coherencia y de soluciones a las preocupaciones ciudadanas, reproches mutuos, cambios de estrategia una vez llegados al poder, y poca acción.
¿Qué es la credibilidad? Es un concepto que utilizamos para decidir si creemos o no en una determinada información o persona. Se basa básicamente en la confianza y en el grado de conocimiento, donde también intervienen las fuentes.
“La comunicación honesta está construida en la verdad e integridad y en el respeto del uno por el otro.” (Benjamin E. Mays)
Conseguir esa credibilidad no es fácil, pero si algo hay claro, es que si la perdemos, recuperarla todavía cuesta más. Incluso en política, puede suponer el fin de la carrera. Por eso es importante hacer las cosas lo mejor posible desde el principio. Pero, ¿qué es lo que determina depositar la confianza en un partido o representante por otro? ¿Qué ayuda a la hora de inclinarnos por una de las opciones? ¿Cómo se puede generar más confianza en los ciudadanos? Algunas de las cualidades, virtudes y acciones que más valora la sociedad son:
-Integridad. Esta es la que sin duda genera la confianza. Ser fiel a tus principios, a tus valores. No puedes fallar a las personas que se afiliaron a tu partido, forman parte de él, o te votaron, pues son dignos de ella y debes trabajarla cada día.
-Honestidad. Dar información de calidad y contrastada. Así como de logros reales, titulaciones y experiencias profesionales demostrables. No afirmar cosas que no tienen base ni ocultar datos. No prometer lo que no se puede cumplir, pues los medios de comunicación cuentan con hemeroteca y es fácil caer en contradicciones. Esta práctica genera desconcierto. Si te equivocas, acepta y reconoce el error, ya se dice que rectificar es de sabios. Mostrarte humano transmite cercanía.
-Coherencia. Procurar que aquello que decimos esté alineado con lo que pensamos, sentimos y hacemos. Si hay congruencia en nuestro interior, lo reflejaremos en el exterior.
-Respeto. Respetar a los adversarios independientemente de las circunstancias externas que ocurran. No juzgar ni criticar, escuchar las opiniones ajenas aunque no las compartas, y empatizar. Si tú respetas, te respetas a ti mismo.
–Comunicación asertiva. Los líderes expresan sus ideas, opiniones y sentimientos de forma asertiva respetando sus derechos y sin la intención de herir a los demás. No hay que caer en juegos dialécticos ni en la demagogia. La confrontación política implica dominar el arte de la oratoria y la argumentación.
-Ser un ejemplo. Piensa en las personas que te inspiran y qué cualidades admiras de ellas. Modélalas y conviértete en ese tipo de líder. La preparación es fundamental, así como formarse y explotar nuestras habilidades, potenciarlas y seguir creciendo.
-Confianza en ti y en los demás. Si confías en ti mismo, en tu entorno, en tu equipo, en tus afiliados y los ciudadanos es más fácil que te devuelvan esa confianza. Si no confías en ti, ¿cómo vas a confiar en los demás? Y si no confías en los demás, ¿cómo van a confiar en ti?
Estas características son la base de cualquier relación sea el que sea el contexto en el que nos encontremos, siendo en el caso de las personas con representación pública, seguramente más necesarias. Lo que sí que parece incuestionable es que a mayor confianza, mayor opción de éxito. Y más en unos tiempos donde el flujo de información es continuo, ya que cualquier noticia o rumor se difunde con rapidez y, saber reaccionar de manera ágil y creíble, es un plus para quien se juega la credibilidad de sus votantes. La persona que sea capaz de generarla y mantenerla, obtendrá resultados positivos en un escenario tan exigente y expuesto como el de la política.
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